Prepararse para vencer la crisis

Prepararse para vencer la crisis

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   Poligráfica Industrial es una empresa que da sus primeros pasos en 1953. En 1980, Mario Ricella, uno de los accionistas, comienza a tener una participación importante en la organización que lo lleva a convertirse en socio mayoritario.

   Junto con sus dos hijas, Ricella pone en marcha un proceso de modernización de la empresa con énfasis en normas de calidad, automatización de los procesos y mejoras en atención al cliente.

   La empresa se ha convertido en un baluarte del sector gráfico, pero en los últimos 5 años dio un vuelco de 180 grados y tuvo que echar mano a un proceso de reinvención que le permite mantenerse a flote en tiempos de crisis.

  “Las empresas que están subsistiendo a esta situación económica son las que se prepararon profundamente durante muchísimo tiempo, no para afrontar esta coyuntura específica, sino para lidiar con cualquier circunstancia que pudiera descalabrar el mercado”, dice Attilio Granone, Director General de Poligráfica Industrial.

   “Calidad, servicio y honestidad son nuestras premisas”, afirma Granone, al reconocer que ha habido descenso en los “volúmenes de operaciones”, pero destaca que la clave está en la fidelidad de sus clientes, evidente en momentos como estos.

   En Poligráfica estudiaron muy bien los escenarios del sector y aunque el percibir en el balance la caída de los volúmenes de operaciones fue sorpresiva, no los tomó fuera de base porque en el seno de la organización todos venían preparándose para un momento como este. “Tenemos una empresa bien estructurada que nos ha permitido hacer frente a esta situación; el segundo paso es adaptarnos a la crisis”, señala.

Le eliminación del segundo turno operario fue una medida que permitió ajustar sin traumas el número de empleados, sin afectar la calidad de los productos y el óptimo servicio al cliente.

   Tras la eliminación de Cadivi, el suministro de materia prima para la industria gráfica terminó en una guerra de precios en la que la especulación era la norma. Granone, de manera ufana, advierte que “Poligráfica siempre manejó su fuente de suministros de manera directa”. En medio de esa situación de precios exorbitantes, la empresa echa mano de “asociaciones estratégicas” muy importantes, que le permitieron “obtener de manera directa las materias primas y los insumos” que hacían falta diariamente.

Reinventarse o morir

   Empresas como esta han implantado estrategias impensables en un pasado reciente para permanecer con vida en un mercado reducido.

   Todas las empresas, en todos los sectores de la economía, han tenido que migrar a otros nichos, diversificarse, incluso, bajar el margen de ganancias. A este fenómeno se une el hecho de que en menos de un lustro la dolarización se apoderó del circulante. Granone aclara que en el “universo de la empresa gráfica” hay todo un casting de “actores”. Las empresas oferentes de servicios se han diversificado tanto como la clientela, lo que ha supuesto cambios en el contexto de la industria para superar la coyuntura. “Atendemos grandes corporaciones lo que nos impide facturar en dólares, pero reconozco que muchos de los servicios que brindamos y de los que solicitamos son pagados en moneda dura”, explica.

   Si se toma en cuenta esta realidad, lo que resta por determinar es si la dolarización es una bendición o no para agilizar las transacciones comerciales. “El deterioro del bolívar obliga a los actores económicos a fijar una moneda de referencia y allí la divisa estadounidense viene a ser el salvavidas del sistema monetario”, aclara Granone.

   El empresario avizora un 2020 complicado y antepone un cambio político a cualquier posibilidad de mejora del mercado. Incluso, un hipotético cambio abriría mas incógnitas para el sector gráfico porque “muchas empresas” comenzarían a importar masivamente productos terminados. “Se incrementarán las inversiones para diversificar líneas de producción y modernizar los equipos, pero sin ese cambio político nada de eso puede hacerse”, indica.

   La situación hace imposible planificar inventarios y compras de materia prima, porque “no se sabe” cuál será la producción en el futuro inmediato.

   Con este panorama, 2020 emerge con nubarrones nada auspiciosos en el horizonte. “Yo no lo veo fácil: las circunstancias son complejas y no hay una vía expedita para ofrecer la solución a tantos conflictos”, expresa el dirigente empresarial.


Por Gustavo Gil

Revista Imprímase

Nro 137 11/19

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