No abandonar la inversión
Attilio Granone, Poligráfica Industrial
En 1953 nace Fotograbados Caracas. En los años 60 sus propietarios adquieren una nueva sede en Chacao y comienza una nueva etapa de modernización que se va a consolidar 30 años más tarde con la incorporación de la arquitecta Giovanna Ricella y de la administradora Gabriela Ricella, hijas del socio fundador Mario Ricella.
La empresa es reconocida hoy como Poligráfica Industrial, una de las más desarrolladas en la ejecución del ramo de la tipografía.
Su director ejecutivo, Attilio Granone, recuerda con agrado como en esos años se hizo una inversión importante que permitió que la firma se colocara a la vanguardia de todo lo que tiene que ver con etiquetas y estuches.
La experiencia de Granone al frente de la empresa, le ha permitido detectar las principales amenazas que se ciernen sobre la actividad industrial, en general, y la de las artes gráficas, en particular.
En los últimos veinte años, las políticas económicas asumidas por el gobierno han afectado todo el conglomerado industrial, y el ramo de los gráficos no escapa de ello. “La disminución de la calidad de producción de Smurfit Kappa es el inicio de una crisis que aún hoy subsiste”, dijo Granone.
“Incluso antes del cierre”, detalla, “la empresa fue desmejorando la calidad de sus productos desde un cartón recubierto, de primera calidad, hasta lo que se conoce como ecomaster, que es el cartón que la gente ve en los estantes en marcas como Kellogg´s y Colgate.
La situación obligó a Poligráfica Industrial a importar cartulinas, algo que no le resultaba novedoso porque “siempre hemos importado papel”, explica Granone.
La obtención de divisas “se puso cuesta arriba” y la aparición de Complejo Editorial Maneiro, una empresa del Estado, terminó por “deteriorar mucho el mercado”.
“La empresa oficial derivó en comercializadora de cartulinas y papeles, mercancía que llegaba al país mediante el otorgamiento de dólares preferenciales al que no se tenía acceso y que terminó afectando sobre todo a los más pequeños”, afirma el director ejecutivo de Poligráfica Industrial.
La industria gráfica es un reflejo del resto de la economía. Si el sector de bienes de consumo masivo padece de tos, a los gráficos termina por darle neumonía. “Si ellos no tienen dónde colocar sus productos o tienen que cerrar, nosotros nos vemos afectados por esa baja de la demanda”, explica el vocero.
Empresas como la confitería, cervecería, laboratorios y alimentos están en sus niveles mínimos históricos,” lo que ha afectado la empresa gráfica”.
El empresario, recomienda mantener en alto los niveles de stock de materia prima
SURFEANDO LA OLA
En medio de este panorama, algunas empresas del ramo “se mantienen”, dice Granone, y explica las estrategias que han aplicado para lograrlo.
“Por un lado, no hemos abandonado la inversión y, gracias a eso, nos mantenemos actualizados; y, por el otro, hemos abierto nuestros propios canales de importación para poder estar abastecidos y responder a la demanda”, añade.
En la actualidad, las organizaciones se enfrentan a una situación de mercado sumamente extraña. No es posible precisar cuál va a ser el consumo, ni mucho menos la producción. Eso hace que “la demanda de etiquetas y estuches sea inestable”, lo que obliga a las empresas del sector gráfico a tener a mano un inventario que pueda suplir esa demanda. “La manera como manejamos la parte tecnológica nos permite estar sobre la ola y no debajo de ella”, asegura
Solamente Poligráfica Industrial llegó a procesar mensualmente 160 toneladas de papel y cartón. Esa cifra no supera hoy las 60 toneladas.
Algunas empresas han logrado atenuar la caída y Granone explica cómo lo han hecho en Poligráfica Industrial, la firma que él representa. “Le hemos buscado solución a cada problema, enfrentándolo; hemos eliminado el crédito, nos anticipamos en la compra de materia prima y, en general, hemos tenido una espiral evolutiva que nos lleva a buscar alternativas evitando la paralización. Actuamos y vamos hacia adelante”, añade
Al referirse al nuevo salario mínimo que parece la espada de Damocles que acabará con la industria, Granone ataja a sus colegas y les explica que “ese no es el problema”. “Necesitamos nuevas formas de acercarnos al cliente. Lo importante no es el salario, porque al final si no hay trabajo da lo mismo uno de 1.800 que de 500”, puntualiza.
Por Gustavo Gil
Revista Imprímase
Nro 135 11/18